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Soy médico anestesiólogo de profesión y pintora de corazón.

Nunca pensé ser médico pero estudié medicina y al ejercerla empecé a amarla, a comprenderla y a conocer su verdadero color. La medicina es una sinfonía de tonos formados por todas las ciencias formales y fácticas que se matizan con las disciplinas que llamamos humanidades.

Disfruté ser médico por más de treinta años, respetando siempre una de las máximas bioéticas que han guiado siempre el hacer del médico: curar, aliviar y acompañar. En ese trayecto fui miembro del Colegio Mexicano de Anestesiología, de la Academia Mexicana de Cirugía y de la Academia Nacional Mexicana de Bioética.

De igual manera, nunca pensé dedicarme al arte, pero me he dedicado a la pintara por quince años ya.